jueves, 12 de septiembre de 2013

De como la ciencia avanza que es una barbaridad: galletas con impresión comestible

Todo empezó con un What’sApp de mi amiga Rita pidiendome unas galletas para las bodas de oro de sus tios pero con foto.
Yo le contesté con otro What´sApp que sí, pero que necesito la foto.
Ella, con su smartphone hace una foto digital de la foto de boda de sus tíos y me la manda via What’sApp. Yo a recibo en mi smartphone y me la mando por correo electrónico. La descargo en mi ordenador portatil, abro el Photoshop y la retoco, corto y arreglo. Copio y pego las fotos hasta tener en un documento tamaño folio las que necesito, y lo guardo en formato PDF y JPG. Guardo los archivos en un pendrive USB de 4GB y me los llevo a una tienda, Diexpa, donde la imprimen en una impresora de tinta comestible sobre una hoja de papel de azucar.... y es que la ciencia avanza que es una barbaridad!!!


Resulta que para imprimir con tinta comestible tenemos dos opciones: papel de azucar o papel de arroz.
El papel de azucar es más caro (unos dos euros más por hoja) pero es mucho más manejable, fácil de poner y con una definicion de impresion genial. Es como una lámina superfina de fondant. El problema es que con la humedad se estropea, con lo que cuidado con las tartas. El papel de arroz es más barato, pero más rígido a la hora de recortarlo y hay que llevar más cuidado cuando lo pegas, ya que tiende a levantarse pro las puntas cuando lo mojas con la glasa. En internet podeis encontrar información sobre el tema.

En resumen, mi opinión es que el papel de azucar va genial para galletas, para cosa pequeñas, y el de arroz para las tartas, que son más grandes, se le añade gelatina por arriba y no hay que cortarlo y además solo se disuelve en agua con lo que no se estropeará.



La verdad es que quedé encantada con las galletas. Pero dan el mismo trabajo que las decoradas sólo con glasa: entre arreglar la foto, organizarlas para que quepan, llevarlas a imprimir, cortarlas y pegarlas bien una a una y hacerles el borde de glasa tardé lo mismo... Me senté toda optimista pensado que acabaría rápido las cuarenta galletas, ya que sólo tenia que recortar, pegar y hacer el marco... y no :-(

Preparé la glasa. Cuando estaba poco espesa separé un poco para usarla de pegamento, y la restante la hice más espesa, para delinear. Para poner el "pegamento" en las galletas usé un pincel. Luego puse la foto y con una servilleta para no dejar huellas, apreté la foto para que quedara bien pegadita. Luego, con glasa más espesa hice el borde. Yo no coloreé la glasa, porque era una foto en blanco y negro, pero se puede colorear, claro, y tambien podemos poner algún detalle de azucar en las esquinas: perlitas, corazones... aleeee, imaginación y gusto!!!




Luego ya quedaron los detalles: envolver algunas galletas individualmente, los lacitos (sí, en blanco y negro tambien, jejejeje), envolver la cesta y la galleta grande con los datos de aquella boda :-)

El resultado nos encantó a todos. Sin duda repetiré la técnica.

Y como el encargo ocupaba folio y medio y no quería desaprovechar el medio folio sobrante, me dediqué a esperimentar con colores.




Hice una galleta para cada niño que tenemos en mi grupo de amigos de toda la vida, esos que conozco desde casi casi que tengo memoria. Teniendo en cuenta lo mala que es mi memoría, la definición no es mucha exageración aunque los conociera sobre los 15/16 años jejejejeje


Además de probar colores y estampados, aproveché para experiementar tambien con los bordes.




Y otra galleta para mi amiga Lucía, la escritora ¿os acordais de ella? Os conté lo de la presentación del libro aquí


Además de quedar muy bonita, me sirvió para ver lo bien que quedan las letras escritas en el papel. 

Ah! y muchas gracias, Rita y compañía, por confiar de nuevo en mi. Muuuuuacs!!!!